El tieke fue descrito científicamente por el naturalista alemán Johann Friedrich Gmelin en 1789. Su nombre es una onomatopeya maorí procedente de una de las llamadas de la especie que viene a ser: ti-e-ke-ke-ke-ke.
El tieke parece tener su origen en una expansión temprana de los paseriformes en Nueva Zelanda, siendo una de las tres especies de la familia Callaeidae, las otras son la extinta huia, y el kōkako, que se encuentra en peligro de extinción. Esta familia no tiene parientes próximos a excepción del hihi, y su relación taxonómica con el resto de las aves todavía está por determinar.
El tieke es más grande que la mayoría de las aves arborícolas de los bosques de Nueva Zelanda. Mide unos 25 cm y llega a pesar 75 gramos (ligeramente mayor que un mirlo común). La totalidad de su cuerpo es de color negro brillante con excepción de la mancha castaña a modo de silla de montar en su espalda y la base de su cola. Su pico es recto, fuerte y puntiagudo, y de color gris oscuro como sus patas.
Se alimenta arrancando trozos de la corteza de los árboles en busca de insectos, además de atraparlos entre la hojarasca, Su dieta no es estrictamente insectívora ya que se les ha observado alimentándose también con frutas y néctar. Como su pariente kokako no es un gran volador, prefiriendo saltar de rama en rama, aunque puede volar ruidosamente distancias cortas.
Son aves territoriales que cantan al amanecer para marcar sus dominios. Si un intruso se introduce en su territorio realizan exhibiciones de amenaza, que incluyen inclinaciones de la cabeza despliegue de la cola y vocalizaciones amenazantes a la vez que dilatan las carúnculas. Si el intruso se intimida se producirá una lucha en la que la que cada ave intenta agarrar las carúnculas de su adversario. Estas ruidosas aves se no se asustan ante la presencia de los humanos lo que llamó la atención de los naturalistas del siglo XIX.
Los tiekes pueden anidar sobre las epifitas, la copa de los helechos arborescentes y huecos en los troncos de los árboles. Tienen tendencia a anidar cerca del suelo, y sus pollos recién emplumados suelen dejarlo para saltar por el suelo alrededor de él mientras ejercitan sus alas para el vuelo.
El tieke ha tenido un lugar destacado en las leyendas y supersticiones de los maoríes, que creían que sus gritos traían buenos augurios si procedían de la derecha y malos si procedían de la izquierda. Su carácter descarado se refleja en la leyenda maorí que explica cómo esta ave adquirió su mancha marrón en la espalda. De regreso de su batalla para atrapar al sol, Maui, un héroe del folklore maorí, pidió al tieke que le trajera un poco de agua. El pájaro descortésmente fingió no oír la petición, por lo que Maui se enfadó y agarró al ave con su mano todavía caliente de su lucha con el sol, con lo que dejó la marca de su palma en la espalda del tieke.
Sus costumbres reproductoras (anidar cerca del suelo y que sus pollos permanezcan en el suelo) lo hacen especialmente vulnerable al ataque de los mamíferos introducidos, como los mustélido y las ratas. Por ello ambas subespecies desaparecieron rápidamente de las dos islas principales de Nueva Zelanda. Las dos subespecies de tieke quedaron confinadas en el siglo XX en pequeñas islas lejanas: isla Hen en el norte, y Taukihepa en el sur, más allá de isla Stewart.
Las ratas llegaron a la isla Taukihepa en 1963, introducidas accidentalmente al escaparse de los botes de visitantes que recolectaban nidos de aves marinas. Solo una rápida operación de rescate del servicio de vida silvestre de Nueva Zelanda (actualmente Departamento de Conservación de Nueva Zelanda) salvó a la subespecie de la extinción, mientras que la depredación de las ratas condenaba a la extinción las poblaciones locales de agachadiza de isla Sur, acantisita de matorral y murciélago de cola corta mayor neozelandés. Gracias a la cuidadosa gestión del Departamento de conservación actualmente la población de tieke de isla Sur supera los 700 individuos extendidos por unas 11 pequeñas islas, procedentes de las 36 aves reubicadas desde Taukihepa. Los tiekes de isla Norte se han beneficiado de múltiples programas de cría en cautividad y reintroducciones y actualmente viven en un gran número en las islas circundantes, a pesar de haberse extinguido en la isla principal. En 2002 se consiguió establecer una colonia reproductora en el santuario de vida salvaje de Karori en Wellington. La recuperación del tieke se considera uno de los mayores éxitos de la historia de la conservación de la naturaleza en Nueva Zelanda.
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