Mide 16 cm. Tiene el dorso negro; frente, mejillas y nuca blancos. Tienen una máscara negra alrededor del ojo. La garganta es blanca en los ejemplares juveniles, y amarilla en los adultos. el pecho grisáceo. El pico negro, es de forma cónica y agudo. Las alas, los flancos y la cola son negroazuladas con manchas blancas ordenadas en rayas transversales. Los ejemplares de ambos sexos son similares fuera de un poco de rojo en la nuca de los machos, no siempre visible.
A veces forman grupos. Su hábitat es de cardonales, bosques y sabanas de tipo chaqueño. Puebla una amplia área que se extiende desde Perú hasta Uruguay, incluyendo Paraguay y el norte de Argentina.
Recorren los árboles, picoteando la corteza, buscando su alimento. Usan las plumas timoneras (de la cola) como apoyo adicional. Pueden sostenerse tanto en troncos y ramas verticales, como debajo de ramas horizontales. No es habitual observarlos en el suelo.
Antes de salir del nido, acostumbran a observar el entorno; si se sienten amenazados "desaparecen" hacia el interior del tronco.
Se los puede observar picoteando los espejos retrovisores de los automóviles (tal vez identificando su propia imagen con la de un competidor).
La construcción del nido la hacen ambos miembros de la pareja, por turnos. Iniciando con una abertura circular, perpendicular al tronco y hacia el interior del mismo, luego continúan hacia abajo, siguiendo el sentido del tronco.
A fines de octubre de 2017 se observó a una pareja de esta especie aparearse. También se ha observado a la hembra entrando al nido, oyéndose el picoteo contra la madera en el interior. En enero de 2018 se pudo ver a tres crías en los árboles cercanos al nido, siendo alimentadas por sus padres.
En la zona sur de la ciudad de Córdoba, se puede observar la entrada al nido de algunos ejemplares que han utilizado árboles (guarán amarillo, olmo) ubicados en plazas. Se observó a un par de ejemplares iniciar un nido en un palo borracho, que no pudieron completar, pues la savia del árbol invadió la cavidad, llenándola casi por completo.
El llamado habitual de estas aves es una repetición de dos notas (para el lector músico: re, sol, y en ocasiones a la repetición se le agrega un silencio de la misma duración).
Una tarde calurosa de fines de octubre (2019, hemisferio sur) se pudo oir a un ejemplar que volaba emitiendo un canto no habitual, que duró unos cinco segundos. Se asemejaba al tono del canto que emite el chimango, aunque en rápida sucesión y con un timbre más dulce.
Especialmente durante la primavera, suelen usar como resonadores de su picoteo (tamborilleo) las farolas de alumbrado público, o los buzones para cartas fabricados de chapa.
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